La fragancia del jazmín me transportó al campo de la niñez, rememorando el suave tarareo ininteligible de mi madre mientras lavaba la ropa en la acequia, con el frondoso jazmín comunicándose a través de su cálida blancura y su embriagador perfume. No sabría decirte la especie de entonces ni las de hoy, solo distingo su esencia. También, se me viene a la mente el afligido poema de Federico García Lorca, “Casida del sueño al aire libre” (Fuente de la imagen: pixabay).
Me tomo la libertad de transcribir algunas estrofas: “Flor de jazmín y toro degollado. Pavimento infinito. Mapa. Sala. Arpa. Alba. La niña finge un toro de jazmines y el toro es un sangriento crepúsculo que brama. Si el cielo fuera un niño pequeñito, los jazmines tendrían mitad de noche oscura, y el toro circo azul sin lidiadores, y un corazón al pie de una columna”. A continuación te dejo un vídeo, subido a Youtube cortesía de Carlos Cano Oficial, con el maestro Carlos recitando el poema. Este texto también se ha publicado en el Sitio de Manuel, bajo el título "Cálida blancura y embriagador perfume".